Hugo Hernández Carrasco

Es docente universitario y escritor.

Caminar ante la imaginación

Extraña nos parece la imagen de personas arrojadas a la lentitud del movimiento ondulatorio de la tarde: cuerpos tomados de la mano o del brazo, con una sincronía de los pasos, en permanente eclipse que deja los tobillos cansados tras el paseo por las calles. ¿En qué momento el horizonte se volvió una lejana vista?

El final de los mundos que habitan la ciudad

Cuando se lee La Ciudad de los Ahorcados. Antología de relatos patibularios, proyecto literario de la revista digital Sputnik y la editorial Agujero de Gusano, uno tiene la sensación de adentrarse en una misma ciudad con muchas historias: soledades que no se subordinan, un lugar de no invitados, de los que se alejan para volverse fantasmas —que no ausencias—, de los que llegan siempre inoportunos.

Vístete para ser verdad.
Sexta entrega

Nunca fue una persona desafiante, de hecho, sus preocupaciones en la vida era tan grandes como su interés por la política, por eso decidió estudiarla y no ejercerla, pero la sospecha de malversación de recursos en la Facultad y la presión de los alumnos lo envalentonaron para encabezar aquella mañana una protesta contra Baldomero.

Vístete para ser verdad.
Quinta entrega

El sol estaba en su punto más alto, el calor estaba al máximo, como abriendo el concierto de la lluvia que más tarde se iba a desatar. En tanto, Matute y Baldomero, vestidos de traje, con el aire acondicionado a todo lo que daba en un Grand Marquis blanco propiedad de la Dirección de la facultad, iban camino a Rectoría.

Vístete para ser verdad.
Cuarta entrega

Matute inició la mañana de un martes su carrera docente, con los zapatos boleados, el pantalón y la camisa planchados, en perfecto estado, tal como su dentadura. Llevaba bajo el brazo una carpeta con la lista de alumnos, otra más con apuntes para “apoyarse” al dar la clase y una libreta nueva.

Vístete para ser verdad.
Segunda entrega

Veía el rostro de Baldomero estampado en ese currículum una y otra vez, analizaba sus facciones, buscaba cualquier indicio que pudiera confirmar su teoría: el que se hacía llamar doctor en las aulas era en realidad un guerrillero disfrazado de académico.

Vístete para ser verdad (primera entrega)

Para Elo   La revolución ocurrida hace algunos años tocó intempestivamente nuestras puertas. Sin anunciar su visita, nos gritó a la cara que estaba ahí para cortar las pequeñas cuerdas que amarraban al régimen, para recordarnos que la quietud no significa consenso y que aquellos fantasmas que revivió la misma cúpula militar bien podrían asemejarse… Leer más »