Opción 189, Septiembre 2015.


 

barcos atraviesan las calles de la ciudad
destruyendo todo a su paso
navegan leguas de concreto
intentando descubrirse a ellos mismos.

 

Mauricio Marcin, Opción 188, 2015.

Mauricio Marcin, Opción 188, 2015.


Baterías. Redobles de batería. Que suenen los redobles. Que salgan los niños tambores. Baterías. Danzas. Tambores. Detonaciones. Bombas. Niños bomba. Esplendores. Que salgan los niños soldados. Que suenen los redobles. Artillería: fue el Estado. El enemigo no es el pueblo. ¿Por qué es tan difícil para los políticos entenderlo? Pueblo batúe. Pueblo huasteco. Niños sicarios. ¿Dónde quedaron las balas de goma? Peña Nieto hablando de Roma (en inglés). Que suenen los redobles. África. Niños África. Diez millones niños África. Niños soldados África. Niños sicarios México. Máfrico. Améxica. ¿Por qué África y América empiezan con A? Que suenen los redobles:

Una mujer embarazada entra a escena. El relato comienza. El espacio: pueblo batúe desolado; pueblo huasteco desolado. Una voz: ¿de dónde sacan tanta fortaleza? ¿De dónde sacan tanta fuerza? Niños. Padres. Abuelos. Bisabuelos. Nietos. Nietos morenos. Nietos negros. La mujer embarazada camina al centro de la escena. Cabeza rapada. Piel negra. Orgasmo negro. Luz negra. El cielo dice que hoy morirá alguien en el pueblo. En el pueblo alguien morirá hoy, dice el cielo con letras. Sentencia. Cielito triste. Cielito lindo. Pueblo batúe. Pueblo huasteco. Una mujer embarazada camina al centro de la escena. Levanta la cabeza. Mira al cielo. Se acaricia el vientre. Vientre iluminado. Luz negra. El abuelo está desolado, piensa. La abuela acaba de morir. Fin del mundo de la abuela. Que suenen los redobles. Baterías. Bombas. Niños África. Una mujer embarazada en el centro de la escena detiene el tiempo. El viento sigue en movimiento. Que suenen los redobles. Sólo el viento sigue en movimiento. La mujer observa la escena. Si tuviera el cabello largo el viento se lo movería, como en las películas. El abuelo espera la muerte, piensa. ¿Por qué nadie lo nota? ¿Por qué ya nadie lo mira? Véanlo. Está viendo a niños jugando a lo lejos. Lodazales. Balones. Sonrisas. Pies descalzos. El abuelo espera la muerte. Hace mucho tiempo que no veo al abuelo bailar. Se descongela el tiempo. El cielo sigue triste. Cielo nublado. Cielo negro. Mal augurio. Un cielo blanco debería ser igual de desafortunado que un cielo negro.

La mujer embarazada aún al centro de la escena. Tiembla. Baterías. Que suenen los redobles. Escalofríos. Mal augurio. Espíritus demoniacos. Asesinos. Sicarios. Soldados. Niños soldados. Kony. Kony desapareció hace diez años. ¿Por qué era para Estados Unidos tan difícil entenderlo? En el pueblo vecino en el que se desarrolla este relato hablan náhuatl. En éste se habla suajili. Cielo nublado. Mal augurio. Hijo. Padre. Abuelo. Bisabuelo. Nieto. Telarañas. Todo conectado. Amplificadores. Guitarras. Baterías. Que suenen los redobles. La frontera de Máfrico colinda con Améxica. En los dos lugares se habla suahuatl. Mujer embarazada al centro de la escena. Una gota de desliza por su entrepierna. Sangre. Ropa interior sangre. Abuelo: paro cardiaco

luz
luz
luz
luz negra
luz negra
agradezcamos a la luz negra
abuela muerta
abuelo muerto
luz
vientre iluminado
expansión
colonialismo
esclavismo
fin del mundo
luz
luz
luz
luz negra
el tiempo se detiene
otro día
otra vida
nace el abuelo de nuevo
nace el abuelo negro
albaricoque y coco
albaricoque y coco
traigan albaricoque y coco
fiestas patronales
fiestas parroquiales
el abuelo está de regreso
hijo padre madre abuelo bisabuelo nieta
el abuelo ha regresado
mi hijo es el abuelo
se dice a sí misma la mujer
se lo dice durante un año
durante siete años
hasta que un día
el abuelo
el niñoabuelo
sale a andar en una bicicleta destartalada
se le poncha una llanta
un tipo sale diciendo que está dispuesto a ayudarle
le dice que lo acompañe a su casa
le dice que tiene pegamento
el abuelo lo acompaña y no regresa
no regresa durante semanas
niño África soldado
el abuelo con una Kalashnikov
el abuelo disparando al aire
el abuelo soñando que sus balas
sean palomas mensajeras
para que le digan a su madre que está secuestrado
el abuelo llora todas las noches
nunca duerme
y en una de esas noches
se da cuenta
él se da cuenta
de que uno de los pistoleros
se ha quedado dormido
y logra escapar
qué felicidad
baterías
que suenen los redobles
algunos dicen que sería bueno irse a México
vámonos
dicen que allá no hay niños soldados
y que la gente es muy amable vámonos
y que la comida es deliciosa vámonos
barco
Veracruz
camión
camión equivocado
llegamos a Sonora
de Máfrico a Sonora
¡oh, no!
niño África sicario
Máfrico
Améxica
calor
drogas
corrupción
extorsión
indiferencia
fin del mundo
fin de México
fin de Máfrico
el abuelo es tan sólo un niño
un niñoáfrica

 

Sonora: casas pequeñas; casas humildes; casas naranjas; casas morenas. Cielo nublado. Cielito triste. Cielito lindo. El abuelo acaba de cumplir nueve años. Su madre no para de decirle que cada vez más se parece a su abuelo que murió un día antes de que él naciera. El abuelo la mira extrañado. Inclina su cabeza: ¿yo?, ¿yo bisabuelo?, ¿yo?, se pregunta.

Tributo a la muerte. Abuelo muerto vivo. La vida después de la muerte no es vida, había pensado el abuelo antes de morir. Ahora lo recordaba. Tributo al abuelo que ha regresado. Baterías. Redobles. Que suenen los redobles. Afortunadamente el abuelo no se llama Chucho. No sabemos su nombre en realidad. Relato fragmentado. Voz poética hasta las nubes. Esto no lo entenderá cualquiera, piensa el abuelo. No recuerdo cómo escribí este relato. Mi madre me contaba que este relato lo escribió mi bisabuelo, o sea yo, piensa el niño-abuelo extrañado. Frunce el ceño.

No vayan a México, le dijeron a la madre mientras se rapaba la cabeza por última vez en Máfrico. Dicen que los desaparecidos están de moda en México. No les importó. Sonora: el abuelo ya tiene dieciséis años. Ya cogió por primera vez. Fue con una chica banda. Le gustaba Metálica. Ocho años en África. Niño soldado. Ocho años en Máfrica. Niño sicario. La chica banda del abuelo un día desapareció. Un día no regresó a su casa. Ella y el abuelo habían ido a jugar gotcha. Balas de goma. Balas de pintura. El primer amor del abuelo desapareció.

Hoy el abuelo regresó temprano de la prepa cinco. Antes de quitarse sus altas botas negras, su madre le habló. Hijo, esto va a ser duro. Encontraron su cadáver ayer. El velorio será esta noche en su casa. El abuelo estaba destrozado. Yo mejor me voy de vuelta a África, mamá. Vámonos de aquí, te lo ruego. Okei, de vuelta a los orígenes, hijo. Luego el abuelo enloquecido: además, en Máfrica mis hijos podrán ser mis abuelos. Yo podré ser los hijos de mis hijos de mis hijos. Y podré hablar suajili de nuevo. Qué hermoso. Risa demoniaca del abuelo.

Una mujer embarazada en el centro de la escena. Sí, de nuevo. Que suenen los redobles. De nuevo que suenen los redobles. La mujer ha regresado en el tiempo. Ha vuelto al pasado. Ha regresado dieciséis años. Retroceso. Mira a su abuelo de nuevo. El abuelo sabe que va a morirse. Lo ha visto escrito en el cielo. El cielo no miente. El cielito lindo no miente. Y, de repente, el abuelo está abducido. Yo he decidido abducir al abuelo. He decidido meterme en su cuerpo. No puedo permitir que esta historia siga así. Tengo que cambiar las cosas. Tengo que tocar la bateria. Redobles. Que suenen los redobles. Me meto al cuerpo del abuelo. Es necesario que cambie esta historia. Abuelo: paro cardiaco. Muerte. Destrucción. Eclipse. Fin del mundo del abuelo.

Mi madre dándome a luz a mí y a su abuelo. Aún no puedo hablar, pero espero no morir antes de llevar tres meses en el mundo. No quiero ser un demonio. No quiero ser un sicario. No quiero vestirme de rojo. O de negro. Ahora que he abducido al abuelo, ahora que soy el abuelo, nunca iremos a México. Nunca conoceré a mi chica banda. Nunca lloraré en tierra caliente. Amplificadores. Guitarras. Baterías. Que suenen los redobles. Y de repente, como un sueño, pasan setenta años. Yo no me doy cuenta de nada. Me hago viejo de nuevo. Nunca tuve hijos. Sin mi chica banda no tenía sentido tener hijos. Pero tampoco quiero irme al infierno. Demonios. Sicarios. Quisiera renacer en el bisnieto que no tuve. Pero en eso recuerdo que mi madre al morir me confesó que se rapaba la cabeza para viajar en el tiempo. Nadie se rapaba la cabeza como ella. ¿Cómo no me había dado cuenta antes? Idiota yo. Estupido yo. Cuando me lo confesó, a mí me dio lo mismo. Nunca quise vivir en otro siglo. Pero ahora que sé que moriré pronto, quiero ir al siglo XXXI. Quiero vivir en un mundo sin naciones. Viviría en la sociedad de Alaska. Todo el mundo sabe que en siglo XXXI, los polos se habrán invertido. Alaska será el nuevo paraíso. Lo que en el siglo XXI era frío, en el XXXI será calor. Ahora la costa será tierra adentro. Ya nadie dice soy mafricano, sino: vengo de Máfrica.

Ya en el xxxi, me convertiría en un águila. En un águila sin serpiente. Veneno. Luz negra. Niños envenenados. La transmutación a otras especies ya es posible. Volaría más rápido que la luz. Más rápido que la luz negra. Iría tan rápido que llegaría mil setenta y siete años antes de haber comenzado a volar. Regresaría al siglo xx. Les diría a todos: el mundo puede mejorar. Alto a las guerras. Alto a las muertes. Alto al genocidio. Todos me tomarían por un loco. Nadie me escucharía. O, más bien, nadie me escuchó. Todo esto ya pasó. Estamos en el siglo xxi. Regresé a este siglo porque en el sesenta y ocho me intentaron desaparecer. No pudieron conmigo. Yo tampoco pude con ellos. Baterias. Redobles. Y ya no sé qué hacer. Que suenen los redobles No pude cambiar nada. Mejor regresaré en el tiempo a cuando mi madre estaba en el centro de la escena. Me saldré del abuelo. De nuevo miraré cómo todo colapsa:

baterías
que suenen los redobles
una mujer embarazada camina al centro de la escena
un anciano piensa en su muerte
años después
ya en Sonora
un niño está convencido de que él es su abuelo muerto
eres tan parecido a él
los dos son tan parecidos
a tu abuelo le faltaba un dedo
le dice la madre
se lo cortó Díaz Ordaz
se lo cortaron los belgas en el Congo
se lo cortó Alejandro Magno
se lo arrancó Sócrates con los dientes
tú tienes suerte
no hay guerra en México
la madre jamás debió haber dicho eso
al otro día lo secuestraron
eran unos tipos amigos de La Familia
mandaron su meñique a la madre
el abuelo logró escapar como una caricatura
se convirtió en un dibujo animado
los hizo reír
y luego les disparó balas de papel
se desangraron
parecía que se habían quedado dormidos ante el televisor
el abuelo llegó llorando a su casa
su madre le dijo
perdón abuelo, yo tampoco logré salvar tu meñique
no te preocupes, nieta
me quedan otros nueve dedos, pero
mierda, había olvidado cuánto duele
Alejandro Magno es un secuestrador en el siglo XXI
curioso el mundo
curiosa la vida
hijo, será mejor que te vayas a dormir

bisabuela, madre, nieta
hermosa nieta
duérmete, abuelito
sueña con Máfrica
ten lista tu ropa
pon bien tu alarma
mañana es tu primer día de clases en la prepa cinco

Mauricio Marcin, Opción 185, 2015.

Mauricio Marcin, Opción 185, 2015.