A Rosen & Salomina

I

recordó al principio que al fin de cuentas fue un tam tam de caja resonante, la axila batiente equis, zaz, el momento raíz cuando el onagro ¿por qué no? pasa por el ojo de una aguja & en la esquina de algún sitio del mundo se anidala.

preguntó: & ¿qué?, & ¿vas a vivir de eso?

 (saberlo dolía más acre,

alego).

después dijo:

 ¿qué tal si hubiera (imitando un eclipse)

ocultado mi cara entre mis manos?

& toqué con los dedos la ingle derecha. & palpé con la otra mano el diestro seno ansiando al hijo amamante. tal hice como madre, esperando la señal. lo dijo. que las veces que dormí amaneciendo recostado sobre el Sol, la Luna & la Tierra, eso hablaba de las manchas lunares, dos tatuadas arriba; dos sombras rezagadas de un color distinto al de la piel del entorno de la tetilla derecha, brillando allá, como astros flotantes en la etérea piel del cielo, & otra en caída, más abajo, en la ingle, perdida en la entrepierna, lejanísima, que figura el Sol.

decía que pocas semanas antes del parto salió de casa, & elevando su mirada vio un eclipse, justo cuando los astros se mordían entre sí con diminutos destellos estelares.

            caja resonante,

            dilo:

        chakras eso de dar a luz un hijo llevando

        en el rostro un antifaz para siempre,

        una máscara pegada igual que un velo

        de sombra, un signo astral,

        tu señal, madre, la respuesta que el Único

        pudo dar a tu espíritu para comprobar que existe.

         & lo que siguió en el anhelo:

         ¿hilo de tanto laberinto?

         dilo.

Barreto, La gata de Coyoacán, Linografía a dos tintas, 2015.

Barreto, La gata de Coyoacán, Linografía a dos tintas, 2015.