No siempre percibís cómo me siento.
Anoche, en el cálido aire de la primavera, mientras
yo le soltaba una diatriba incendiaria a alguien que no
me
interesa,
lo que a mí me inflamaba era mi amor
por vos,
¿no es raro? porque en habitaciones llenas de
desconocidos mis sentimientos más tiernos
se retuercen y
dan el fruto del grito. Alargá la mano,
¿no aparece
de repente un cenicero, ahí? ¿al lado
de la cama? Y alguien que amás entra en la habitación
y dice ¿no te
gustarían los huevos un poquito
diferentes hoy?
Y cuando llegan son
simples huevos revueltos y el tiempo se mantiene
cálido.
Aproximación al español de Ezequiel Zaidenwerg.