Anegados como estamos en el pensamiento anacrónico, no debe sorprendernos que el primer objeto de ataque sean los medios de comunicación no oficiales, aquellos que trabajan todos los días para enterar, cultivar a la sociedad y escrutar a sus dirigentes. El aparato mediático, cuando funciona como debe, es la defensa más férrea de la minoría lo mismo que de la sociedad frente al estado. Es el que escruta para revelar incongruencias, robos, fraudes, mentiras, compromisos incumplidos, para hacer que las promesas se cristalicen, que se escuchen las peticiones silenciadas. Los medios de comunicación no solo ponen aceite y empujan la maquinaria, son un engranaje pilar en el camino a una sociedad mejor.

Su labor, cuando las instituciones carecen de fuerza, o peor aún, cuando son serviles, se puede dificultar tanto que los periodistas se ven de súbito en medio de una guerra sin siquiera advertencia de adonde iban. Sin chaleco antibalas, armados con sus letras, se tornan blanco de un aparato que a veces parece rebasarlos. Entonces todos debemos darnos cuenta que ellos son nuestro armazón, que los periodistas son nosotros y nos están atacando. No hay razón para esperar a que lo peor acaezca, hay que levantar la mano para impedir que suceda.

Orwell escribió que si la libertad es algo, será el derecho a decirle a alguien lo que no quiere escuchar. En los últimos años, muchos han perecido al encarnar sus palabras. Desde París hasta Puebla, hay muchas personas dispuestas a usar la fuerza para que no se escuche lo que no les place. Hace unos días, Mario Galeana, escritor, periodista y colaborador de Opción, fue demandado por Ignacio Alejandro Molina Huerta, secretario general del ayuntamiento de San Pedro Cholula, luego de que publicó en el periódico 24 Horas varios reportajes en donde aparece su nombre, alegando daño moral. El primero fue una investigación que exhibe cómo el político autorizó concesiones de obra pública a contratistas no certificados por el ayuntamiento, con domicilios inexistentes o ubicados en domicilios particulares, y sin explicar cómo eligieron a esos contratistas. Posteriormente, Mario Galeana publicó una nota sobre 16 funcionarios de un penal que fueron cesados por el mismo servidor público, días después de que los funcionarios del penal denunciaron una red ilegal de recaudación de cuotas dentro de la cárcel.

El 15 de junio de 2017, Mario Galeana asistió a la audiencia a que le obligaba la demanda, en donde el juez Aharehel Pérez Lavin amenazó con usar la fuerza pública para evitar que miembros del mismo periódico documentaran al funcionario y el proceso jurídico.

Asumiendo el ataque a un periodista, Mario Galeana, y su trabajo, como un ataque a Opción, a la sociedad, y a la libertad de expresión, suscribimos la demanda de la organización Article 19 y exigimos a Ignacio Alejandro Molina Huerta no continuar con el proceso en contra de Mario Galeana. Exigimos al gobierno de Puebla y al ayuntamiento de San Pedo Cholula que garantice la seguridad de Mario Galeana y que proteja la libertad de expresión en su más amplio sentido. Pero, sobre todo, le exigimos a la sociedad que se sume a la indignación ante el ataque a uno de sus defensores.