ya decaída la tarde
sobrellevas esta vida
como un viejo embrujo
ausente ante el temor

el viento que se suelta
arrincona tus pasos
al poste marchito
último en la pendiente

a la orilla del canal
(rastro clandestino)
miras tu reflejo ondular
entre la sangre espesa

te pierdes en el eco
de casuchas instaladas
en un tramo del camino
donde acaba la travesía

en el nubarrón que viene
cerca de la luz circundante
el aplastante síntoma
te sostendrá en el fondo

muévete hacia adentro
en la consumación de tu ser
temibles ojos que reptando
llegan al paisaje de barda

tras el influjo esperado
de una dulce quemadura
subirás tan alto como puedas
para tener que ver en todo

una mirada llega a otra
la silueta sobrepuesta
desde pasadas horas
se retuerce en la intemperie

Ricardo Cavolo

Ricardo Cavolo