Huerto de limones
Los otros lo alentaban, le decían que ya se cogiera a esa pinche vieja, pero a él no le gustó que estuviera así, como drogada o medio muerta, y por eso no se le paraba. Se acostó sobre ella y empezó a frotar su miembro entre las piernas de la chica mientras los otros estuvieron gritando un rato, grabando con los teléfonos.