De todas las doctrinas ideológicas, el anarquismo ocupa el lugar más soterrado en las cátedras de Ciencia Política. En los espacios académicos, pocos se han preocupado por entenderlo más allá de su prejuicio histórico, o de su carácter utopista. Sin embargo, el anarquismo sigue apareciendo como una ideología activa en la búsqueda de respuestas para un mundo más justo y mejor. La palabra anarquía (del griego ἀναρχία: αν que significa “no” o “sin”, y αρχn que significa “origen”, “principio”, “poder” o “mandato”) fue utilizada por primera vez en su connotación libertaria por Pierre-Joseph Proudhon, en 1840, dando origen a un movimiento anarquista que continuaría a lo largo del siglo xix, pasando después por la Revolución mexicana y la Revolución rusa, hasta lograr su máxima movilización en 1936 con la Confederación Nacional de Trabajadores (cnt) en la España republicana, permaneciendo desde entonces como un fantasma que recorre el mundo.

Salón del libro anarquista, Montréal, 2010.

Salón del libro anarquista, Montréal, 2010.

Si bien nació bajo la influencia de la liberté, la égalité y la fraternité, el anarquismo permaneció en Francia como estudio teórico universitario hasta finales del siglo xx. La antorcha rebelde junto a la bandera negra fue retomada en Inglaterra, que ya había marcado resistencia con la proyección de los estudios culturales de inspiración marxista y anarquista en la década de 1960, y en la provincia de Quebec, confluyendo con las ideas separatistas y de izquierda. La producción editorial de textos anarquistas retoma de forma científica el estudio de la anarquía con trabajos objetivos, sustentados y coherentes sobre la naturaleza del pensamiento de Kropotkin, Bakunin o Stirner. Además, existe una prolífica red de difusión, distribución y reflexión del tema, como es el caso de las ferias del libro anarquista realizadas en Londres, Montreal, Nueva York y otras ciudades.

Como muestra de la calidad de la producción en estas dos regiones están los trabajos de Ruth Kinna y Francis Dupuis-Déri, ambos con una formación en Ciencia Política y dedicados al estudio del pensamiento anarquista desde su propia trinchera universitaria. En un país donde la palabra anarquía es utilizada por la prensa de la forma más arbitraria, conviene mostrar lo que sucede en el campo de la teoría en otros países para comprender por qué, a pesar de todo, este movimiento permanece y por qué los jóvenes, cada vez más molestos y desesperanzados, buscan respuestas en él. En la misma condición, buscando respuestas, contacté a los dos investigadores citados para hacerles un par de preguntas y compartir con otros lo que sucede a nivel de investigación teórica en la región más septentrional del mundo.

 

Ruth Kinna es profesora de teoría política y especialista en filosofía política en el departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad de Loughborough. Desde 2002, es editora de la revista de investigación Anarchist Studies y ha trabajado con revitalizador interés el pensamiento social de William Morris (1834-1896). Ha publicado distintos libros orientados al tema del anarquismo; Anarchism. A Beginner’s Guide fue recibido con gran entusiasmo por la crítica, siendo considerado por Howard Zinn como “una contribución valiosa al entendimiento de una filosofía bastante incomprendida”.

Ilse Mariela Pozos Rocha: El pensamiento anarquista ha permanecido por largo tiempo en nuestra sociedad; sin embargo, pocos tocan el tema. ¿Por qué crees que es importante de hablar sobre anarquía?

Ruth Kinna: Anarquía y anarquismo son términos extensamente malinterpretados. Muchas personas utilizan el término “anarquía” para describir el caos, y piensan que los anarquistas son unos buscapleitos. Algunos anarquistas, incluso, se molestan por ello y a veces dicen que sería mejor llamar “anarquismo” a algo más, pero la idea de usar la palabra anarquía buscó originalmente poner atención a los problemas del orden. La acción de ordenar es mandar, organizar, gestionar y planear. Ordenar describe el intento de imponer una serie de reglas particulares a todos para el beneficio de aquellos que las idean o idearon y son lo suficientemente fuertes para mantenerlas.

Hablar sobre la anarquía como una alternativa para las políticas existentes –lo cual ya es brutal– es importante simplemente porque cuestiona la idea de que las reglas y prácticas establecidas están más allá de la crítica inevitable y necesaria. El anarquismo consiste en desafiar o des-ordenar los acuerdos institucionales y las relaciones sociales existentes, mientras que describe una condición dinámica basada en la cooperación, no en la acción de mandar, abierta al cambio a través de la resistencia. Tal vez no es fácil de llevar a cabo. Tal vez no ofrece una manera conveniente ni eficiente de organización para los asuntos humanos, pero hablar y pensar sobre anarquismo es discutir sobre cuántos acuerdos, planes y prácticas diferentes pueden operar en diferentes contextos –y nunca serán los mismos en dos lugares distintos.

i.m.p.r.: Es difícil encontrar textos de anarquismo en español que cuenten con un sustento académico legítimo, la mayoría de las veces se trata de material producido por el propio anarquismo. ¿Crees que existe un problema en torno a la traducción y publicación de los estudios anarquistas?

r.k.: Sí, en parte por el desconocimiento y en parte porque los editores no están convencidos de que exista un mercado para los trabajos traducidos, y porque mucha de la literatura es producida por escritores que no tienen reconocimiento como académicos respetables. Existe una larga tradición de traducciones en los movimientos anarquistas –y ésta continúa: el libro de Uri Gordon, Anarchy Alive!, está disponible en español (así como en otros idiomas). Aun así es muy difícil encontrar traducidos al inglés trabajos producidos en otra lengua, como puede ser material escrito en España, Grecia o Turquía, sin mencionar el caso japonés o el ruso; éstos no suelen ser traducidos y ese es un problema real para quienes no leemos en esos idiomas.

i.m.p.r.: Históricamente, Francia ha sido el centro del pensamiento anarquista. ¿Crees que actualmente otros países estén tomando con mayor fuerza la bandera de los estudios anarquistas?

rk: En mi opinión, creo que es útil discutir sobre la historia del anarquismo y pensar en cómo esas historias han ayudado a moldear la política del anarquismo. Por ejemplo, eventos fundacionales como la división de la Primera Internacional, los levantamientos de 1968 y las protestas de 1999 son significativos como puntos iniciales para el estudio de los parecidos entre los conjuntos de ideas, movimientos y formas que han contribuido a la formación, desarrollo y enriquecimiento de las tradiciones anarquistas. En el siglo xix el anarquismo era ciertamente importante en Francia, pero no sólo ahí. No debiera darse por sentada una localización cultural e histórica del anarquismo; Francia fue vista como el centro del pensamiento revolucionario por la Revolución de 1789 y por la Comuna de París de 1877. Pero, como es el caso del movimiento anarquista, fue global y transnacional; si bien tenía un centro fuerte, existieron particularidades importantes en ciertas regiones y ciudades. A diferencia de otros movimientos, el anarquismo está abierto al cambio: hace de esta diversidad su propia virtud. Las historias son importantes pero éstas no agotan la definición política. Uno de los mayores atractivos del pensamiento anarquista del siglo xx europeo es la conciencia de que el intercambio entre movimientos, pueblos e ideas altera las tradiciones políticas. La anarquía, como dije, no tiene fronteras.

 

Francis Dupuis-Déri es profesor investigador del departamento de Ciencia Política de la Universidad de Québec en Montreal (uaqm), tuvo una estancia de investigación en el Massachusetts Institute of Technology (mit), ha colaborado en distintos periódicos locales y ha participado como analista en la Societé Radio-Canada. Fundó, junto con otros compañeros, la editorial autogestiva LUX, que recibe apoyo del programa de cultura y artes del gobierno; ahí ha publicado textos de gran envergadura como Démocratie. Histoire politique d’un mot aux États-Unis et en France, donde analiza el tránsito de la palabra “democracia” como discurso y rescata el paralelismo que sufrieron las palabras “anarquía” y “democracia”, es decir, cuando “democracia” significaba caos y “anarquía” era, simplemente, la ausencia de una autoridad. Además, publicó con su padre L’anarchie expliquée à mon père, libro en el que ambos mantienen un lúcido diálogo sobre por qué la anarquía es viable y responden a las fundamentadas preguntas liberales de una generación anterior, la de su padre. Como militante anarquista, Dupuis-Dèri es también una de las voces más fuertes en el anarquismo quebequés.

Ilse Mariela Pozos Rocha: En la colección Instinct de Liberté de la editorial LUX hay libros que abordan propuestas políticas para crear una alternativa al sistema en el que vivimos, como es el texto de Pascal Lebrun, pero no existen muchas traducciones de trabajos producidos fuera de Quebec. En su opinión, ¿existe un problema en las traducciones?

Francis Dupuis-Déri: Yo creo que el problema de las traducciones es complejo. Hay, evidentemente, una competencia entre editores, y entre los mismos autores, en los temas mainstream y, sobre todo, con respecto al dinero: es bastante caro hacer traducciones. Entonces, a menos de tener en las manos un best-seller que va retribuir mucho dinero, o subvenciones de apoyo a la traducción, las casas editoriales no quieren tomar ese riesgo, y es normal. Digo esto reconociendo lo afortunado que soy, porque mi libro sobre los Black Blocs fue traducido al inglés, al igual que al portugués en Brasil, y se encuentra ahora en proceso de traducción al árabe. Si todo sale bien, mi libro L’anarchie expliquée à mon père deberá ser traducido al inglés muy pronto. Sin duda, me haría muy feliz si mis libros pudieran ser traducidos al español. Cada traducción da una nueva vida a un libro, es como un segundo nacimiento.

i.m.p.r.: Después de algunos años en Quebec ha aumentado el porcentaje de investigaciones en torno al anarquismo, quizás un poco más que en Francia. En su opinión, ¿de dónde surge ese cambio de paradigma?

fdd: En efecto, los anarquistas son muy dinámicos y combativos en Grecia, todavía en Alemania, un poco en España e Italia, pero no mucho en Francia, a pesar de algunas movilizaciones autónomas importantes –las zad–1 y algunos colectivos que existen desde hace ya largo tiempo: la Féderation anarchiste, Alternatives libertaires, Conféderation Nationale du Travail. Del lado de las publicaciones, en Francia hay que consultar la revista Réfractions, acudir al Comité Invisible2 o leer a la socióloga Irène Pereira, por ejemplo. Pero es verdad que, en comparación, Quebec –que tiene una población muchísimo más pequeña que la de Francia– es un espacio más dinámico en el anarquismo. Sin duda, es el lugar donde el anarquismo es más transformador en América del Norte (Estados Unidos y Canadá). Hay algunas explicaciones al respecto: la vida política de la izquierda y de la extrema izquierda es menos rígida en Quebec que en Francia (y las viejas redes de la extrema izquierda –trotskistas, etc.– no existen prácticamente en Quebec), el movimiento estudiantil es muy combativo y está bien movilizado, y ha adoptado suficientes principios anarquistas (sindicalismo de combate, respeto de la diversidad de tácticas, etc.). Algunos grupos y colectivos que son importantes para los miles de radicales en Quebec son anarquistas sin decir abiertamente que lo son (Collectif opposé à la brutalité policière, Convergence des luttes anticapitalistes, Les Sorcières, entre otros). Resumiendo, esta dinámica (incluso si el anarquismo, tristemente, permanece marginal en Quebec, como es evidente, y es reprimido brutalmente según los criterios de la política canadiense) explica sin duda también que haya muchos textos y estudios sobre el anarquismo y escritos por anarquistas. La editorial LUX, por ejemplo, es autogestiva y cuenta entre sus miembros a antiguos anarquistas y militantes del movimiento anarquista altermundialista de la década de 2000, ahora más viejos, que tienen puestos de profesor. Es el caso, por ejemplo, de Anna Kruzynski, entre otros.

 

Las respuestas de ambos investigadores, lejos de darme sosiego, han, enriquecedoramente, generado mayores dudas. El anarquismo es una teoría política tan válida como otras y merece una mirada objetiva, ya sea para condenarlo o para rescatarlo. Abriendo el camino al debate, espero que estas líneas, una vez leídas, susciten más preguntas y menos prejuicios sobre qué es el anarquismo.

 

1 En Francia se les conoce como zad a las zonas Zadistes, colectivos anarquistas y ecologistas que defienden y habitan áreas verdes.

2 El Comité Invisible es un colectivo anónimo que ha publicado distintos libros sobre las revueltas e insurrecciones en el mundo actual.