El testimonio visual que se recupera en los rostros, miradas,  sombras de quienes se saben en un país que se descubre cual páramo acechado por la violencia: de quienes lo recorren buscando a sus hijos, de los hijos –aquellos que migran– y los que se quedan. El fotoperiodismo como una práctica abierta de memoria que establece un vínculo triangular de identificación; una lucha que se pelea con la lente de una cámara y que, en México, pone la vida de frente: decidí tomar la fotografía como una trinchera.

Iván es fotógrafo y documentalista mexicano. Estudió Diseño y Comunicación Visual en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP), y una maestría en Cine Documental en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC). Pertenece a una generación de fotoperiodistas que han aprendido a enfrentarse con un México hostil; un México distinto al de otras generaciones, uno donde han llegado a matar compas míos por ser fotoperiodistas. El ejercicio del periodismo crítico es un trabajo contra-discursivo: establece las condiciones para desmantelar ciertas narrativas oficiales. El fotoperiodismo, más que denunciar, articula ciertas realidades, ciertos rostros; devuelve la imagen de un pueblo al que se le ha intentado ser arrebatada. Es una forma de defender derechos humanos, de ser parte de un movimiento que busca cambiar las cosas.

Como fotógrafo uso las imágenes para recordar; las imágenes son mi memoria. A través de la fotografía busco hacer que la gente recuerde algo de lo que está pasando en este momento de la historia de México que me esta tocando vivir y documentar. La memoria que se imprime en celuloide es testimonio; testimonio del estado emocional del fotógrafo al hacer la fotografía, más que del fotografiado. Es cierta subjetividad en la mirada; estar ahí, es estar sintiendo algo, estar siendo afectado por lo que estas viendo. La fotografía es devolver una mirada humana; una mirada siempre cómplice. Cuando voy a fotografiar a una persona, lo que hay es una complicidad; los dos nos ponemos de acuerdo. Si no existe un acuerdo, no puedo tomar la fotografía: a veces es simplemente una mirada, un gesto o algo que te da una acceso a una persona. La persona quiere que cuente su historia de alguna manera. Complicidad en el testimonio, en el silencio. Insisto: nunca se fotografía sino la emoción del fotógrafo al tomar la fotografía. Iván confiesa: No puedo evitar ver de la forma en la que yo veo. Yo reformularía, no puedo evitar sentir de la forma en la que siento; la imagen está siempre saturada de sentido.

La dialéctica de la imagen se conjuga en tres momentos que establecen una simbiótica   complicidad entre el fotógrafo, el mundo que fotografía y el espectador que la consume. El testimonio de la fotografía se abre cuando hay ojos que están dispuestos a sentirlo. Yo llegue a la fotografía porque una fotografía generó algo en mi. Sigo aportado imágenes porque creo que pueden cambiar algo, pueden generar cosas en otras personas. Importa la distribución mediática de una imagen en su adquisición simbólica de sentido; se trata de una lectura siempre sujeta a las condiciones de su reproducción. En un mundo saturado de imágenes, importa dónde y cómo son estas consumidas; el medio que establece el vínculo entre la fotografía y el espectador. He peleado para que lo que yo fotografíe sea publicado en medios con cuyo discurso concuerdo. Tomé la decisión en algún punto de mi vida de dejar algunos medios de lado; prácticamente no trabajo con ellos. Me aleje de ellos porque no quiero ser repetidor de cierto discurso oficial.

La manera en que se presentan las imágenes en México, responde a ciertos intereses de la audiencia en general; a los medios les interesa vender, no informar. Cierta explotación visual de la violencia; cierta sensibilidad que despersonifica la muerte, la convierte en espectáculo mediático: los resultados de esto son la banalización de la muerte. Ver cuerpos mutilados sin rostro, sin nombre ayuda a un discurso político de no recordar, de no crear memoria. Hay que recordar a nuestros muertos, pero también a nuestros vivos, a los que buscan, a los que luchan. Creo que el trabajo de Iván parte de aquí: yo fotografío con esperanza, entender que no todo esta perdido. Cada una de las historias que voy conociendo, traen esperanza siempre consigo.

La construcción colectiva de la memoria –testimonio y denuncia, a su vez– de un México desgarrado por su propia realidad es un trabajo peligroso. Rubén Espinosa, amigo de Iván, fue asesinado el 31 de julio de 2015 –¿Cómo puede ser que a partir de unas fotos alguien mate a otra persona? No resulta un caso aislado; la violencia contra periodistas y fotoperiodistas se ha registrado de forma sistemática en México. Cuando uno esta documentado como fotoperiodista lo que esta sucediendo en tu estado, en tu ciudad, pues hay una limitación gigantesca por el miedo. La conciencia latente de una libertad de expresión cooptada por la violencia es una herramienta eficaz de autocensura –ninguna foto vale tu vida, no vale la pena arriesgarse por una fotografía– si no de autoexilio: desplazamiento forzado de periodistas, quienes tienen que huir de su estado o país al ser perseguidos por su trabajo. Cuando hay un periodista en riesgo, los medios o agencias de comunicación para las que trabaja, no lo apoyan. Sea cual sea el medio, no importa que línea política tenga o de que manera diga las cosas, la mayoría de las veces abandona a los periodistas que fueron amenazados, o que fueron violentados.

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Iván me extendió las siguientes fotografías; escuché sus testimonios.

 

 

Ivan Castaneira

Ivan Castaneira

Nos estábamos riendo, viendo el atardecer. Los migrantes centroamericanos duermen aquí, en el Cerro de la Pileta, a las afueras de la ciudad de Caborca, para protegerse y cuidarse entre ellos. Los migrantes mexicanos pueden estar mas seguros en la ciudad durante las noches.

Fui a hacer un trabajo para apoyar a Red de Migrantes Sonora, una red de albergues y personas que ayudan a los migrantes en la frontera norte, en las comunidades de Agua Prieta, Nogales, Altar y Caborca. Todo mi trabajo de migración, desde 2011, había sido en el Sur (Chiapas, Tabasco o Veracruz). Siempre retraté migración centroamericana. Estos migrantes son asaltados, secuestrados. Entendí en la frontera norte, que los mexicanos abusamos de los migrantes mexicanos que vienen de Michoacán, Oaxaca, Chiapas, exactamente igual que de los centroamericanos.

 

 

Ivan Castaneira

Ivan Castaneira

Me enteré de una noticia: había desaparecido una niña de 12 años de una secundaria. Una semana después apareció muerta. La colonia entera acompañó a la marcha fúnebre; transpiraba indignación, aires de protesta. Es simplemente el hecho de ser mujer, motivo suficiente para ser secuestrada, asesinada: ¿Por qué están matándonos?

 

Ivan Castaneira

Ivan Castaneira

Acompañé una caravana que recorre la ruta migratoria con madres de inmigrantes centroamericanos desparecidos en México.

Ella mira al mar. Quizá solo queda buscar ahí.

 

 

Ivan Castaneira

Ivan Castaneira

Pareciera ser una imagen atemporal; posible en cualquier territorio. Tomé esta foto en el Aniversario de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (crac) en San Luis de Acatlán, Costa Chica de Guerrero. Para mi, desde ese entonces, representa mucho México. Un México armado, con autodefensas, gente que defiende sus bosques, policías comunitarias.

 

 

Ivan Castaneira

Ivan Castaneira

Durante un mes se corrió un rumor entre la gente en Centroamérica: un padre los iba a guiar por la ruta migratoria hasta Estados Unidos. Fray Tomás, quien dirige el albergue de Tenozique, iba a acompañar el Viacrucis del migrante, en el recorrido de Tenozique a Palenque. Cientos de migrantes llegaron al albergue. La noche se coronó en fiesta; al ritmo de tambores improvisados se bailaba, se reía. La llegada del tren fue abrazada con júbilo.

Antes de partir, el tren desenganchó los vagones: se fue sólo la máquina.

Esa mañana, decidimos caminar. Lo hicimos durante tres días.

 

Ivan Castaneira

  

Lo conocí en una peregrinación a Chalma. Me pidió tomarle una sesión de fotos a su hijo recién nacido. Ese fue el trato.