Dos observadores inerciales pueden diferir en posicionamiento, distancia y tiempo de algún evento, y, aun así, estar en lo correcto, respecto a su marco de referencia. Eso es, en parte, la relatividad espacial, según Einstein. De ahí que el tiempo es relativo, una de las frases más desgastadas de la cultura popular por su mal uso. Un lapso puede ser cuantificado de manera distinta por diferentes observadores, pero esto no implica que la interpretación esté abierta a la percepción individual; los métodos utilizados deben ser consistentes y coherentes, así como las leyes de la física lo han sido siempre. Enfrentándome a todo lo que creo y entiendo, me obligo a objetar debido a una experiencia personal.

Desde hace unos meses, mi percepción del tiempo se ha entorpecido. El flujo de las horas se ha tornado ambiguo, inexacto. Los días se han vuelto desgastantes y largos, pero también fugaces y efímeros. He aquí mi reto para los físicos: una especie de superposición del tiempo. Un lapso en el que los días han transcurrido incesantemente y, a la vez, se han repetido desde… ¿hace cuánto empezó esta pandemia? 

En esta especie de tiempo cuántico, en el que las mediciones se alteran hasta para el observador mismo, o al menos hasta que se descubren y cuentan, los días pasan como si uno a uno le fueran arrancados frenéticamente al calendario. Día, noche, día, noche, día, noche, y al mirar atrás de alguna forma se perciben distantes. Los meses se sienten como años, pero los días se van como minutos. Si se piensan, los segundos se tornan eternos, pero si se descuidan, se deslizan y desbordan como el agua entre los dedos. El tic tac de las manecillas abandona al reloj en un constante goteo y, con cada repiqueteo, un océano sin marea se va llenando. Un lapso en pausa, tan presente como ausente,  arrancado de una bocanada.

Al final sólo queda esperar. Esperar con el tiempo que es su alimento y con la expectativa de que es el nuestro. No son los días los que añejan, sino el estancamiento;  hasta el tiempo envejece. Los momentos que anhelamos se volvieron más nuestros que los que llevamos en mano y, en este océano quieto en el que somos islote, el buen viento sólo llega al aceptar el tiempo que se nos ha dado.

 

                                                 WhatsApp Image 2021-04-08 at 11.00.24 PM (1) 


Fotografía cortesía de Andrea Perez Vega