Libro del desasosiego
(fragmentos)
Dicen que el tedio es una enfermedad de ociosos, o que solamente ataca a los que no tienen nada que hacer. Esta molestia del alma es, por eso, más sutil: ataca a los que tienen disposición para ella, y perdona menos a los que trabajan o fingen que trabajan (lo que en este caso es lo mismo) que a los verdaderamente ociosos.