Opción 123, Diciembre 2003.


Siempre me ha cautivado lo huidizo de los taraxacum officinale, tal vez porque opuestos a las anodinas margaritas no existen para contar sus pétalos uno a uno: en el intento, todas las semillas se escabullen con elegancia.

Son la desintegración creadora; la fragilidad ante el viento que dispersa a la especie en cualquier grieta; la despedida de las hermanas que flotan –cada una– en un destino no elegido…

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