Las prácticas espaciales son aquellas exploraciones de territorios que buscan generar, utilizar y percibir el espacio geográfico para entender de qué manera éste nos constituye como sujetos individuales y como grupos sociales.1 Estas prácticas adquieren relevancia al ser conscientes de que el acto de caminar produce la enunciación del propio territorio, pues, a través de la apropiación topográfica, los caminantes diversifican y multiplican las posibilidades del espacio dado.

Desde el siglo XIX, escritores y artistas han hecho uso de la caminata para indagar sobre la vida cotidiana de las ciudades. Un ejemplo de ello se encuentra en el libro El pintor de la vida moderna, de Charles Baudelaire, en el cual el escritor describía con evidente admiración al hombre de mundo, es decir, al artista-paseante que es capaz de captar la fantasmagoría de la ciudad y plasmarla en su obra. A partir del trabajo de Baudelaire, Walter Benjamin realizó una disección del París decimonónico. El filósofo alemán reflejó los cambios sociales de una ciudad que iba insertándose de a poco en las dinámicas de la modernidad. En su investigación, el flâneur, el paseante que vagaba sin rumbo recogiendo sus impresiones de la ciudad, formaba parte y era testigo de “los pasajes como templos del capital mercantil”.2

Esa figura transitaba por la ciudad envuelta en una operación dialéctica que la hacía sentirse vista por todo y por todos, y, a la vez, creerse ilocalizable y escondida. Para Benjamin, el flâneur era un ejemplo de la conversión del individuo moderno en agente del capitalismo, a pesar de conducirse con una serenidad que se oponía al tiempo de la ciudad, que era el tiempo de la circulación de la producción mercantil. Por este motivo, el filósofo afirmó:

Comercio y tráfico son los dos componentes de la calle. Pero resulta que el segundo ha desaparecido en los pasajes; su tráfico es rudimentario. Es sólo calle ávida de comercio, que únicamente se presta a despertar los apetitos. Porque en esta calle los jugos dejan de fluir, la mercancía prolifera en sus márgenes descomponiéndose en fantásticas combinaciones, como los tejidos en las úlceras. El flâneur sabotea el tráfico. Tampoco es un comprador. Es mercancía.3

Dentro del arte del siglo xx, la práctica de la deriva fue adoptada por los movimientos de vanguardia, pero sus intenciones se alejaron de las condiciones socioeconómicas que tenía el paseo del flâneur,pues, por el contrario, estos artistas rechazaban los valores de la burguesía y se enfocaban en la exaltación del yo como centro de su creación artística. Para el arte moderno, “el efecto sobre el yo es la medida del valor estético de la experiencia”.4

En el campo de la teoría, desde mediados del siglo XX hasta la actualidad, el giro espacial ha permitido pensar el espacio como una parte fundamental de la constitución del ser humano en el mundo. Edward Soja, retomando a Henri Lefebvre y Michel Foucault, agregó a la dialéctica entre espacio y tiempo el concepto de sociedad, afirmando que la existencia humana se funda en la relación entre el espacio, el tiempo y lo social.5

En este sentido, las artistas Elizabeth de Jesús (Ciudad de México, 1978), Nisrine Boukhari (Damasco, 1980) y Johanna Steindorf (Quito, 1982) han creado obras en las que efectúan una relectura del territorio que las ha llevado a la construcción de lo que aquí llamo relato de espacio, relato de nación y relato de género. Dentro de estos relatos, las concepciones del cuerpo, el tiempo y el espacio se interconectan y, al involucrar el cuerpo y la enunciación (verbal o no), se constituyen como actos performativos que, según los estudios de John L. Austin y Jacques Derrida,  siempre suceden en el presente.6 No obstante, las imágenes que se generan se encuentran en una dialéctica entre el pasado y el presente. Al respecto, Georges Didi-Huberman menciona que las imágenes permiten ver las relaciones de tiempo, pues al mirarlas e interrogarlas en el presente se activa el pasado para que la memoria y la historia sean entendidas.7

Relato de espacio

La serie Reconstrucciones lumínicas, de Elizabeth de Jesús, comprende un conjunto de pinturas que son el resultado del acto de deambular de noche por Vancouver y la Ciudad de México. En este proyecto se aprecia el interés por captar la luz nocturna de las urbes y los espacios públicos. En estas pinturas, la ciudad, tal como lo planteaba Michel de Certeau, es vista como el héroe de la modernidad, pues a través de la representación de grandes edificios con estructuras de luces de neón, largos pasillos en reparación o interiores de mercados vistos a través de rejillas que los protegen, se evidencian los avances tecnológicos, la búsqueda constante de renovación y el tránsito de mercancías como elementos que caracterizan a las sociedades contemporáneas.

Babel neón, 2009. Óleo sobre madera.

Fosforescencia, 2009. Óleo sobre tela.

Níquel, 2009. Óleo sobre tela.

La ausencia de personas en la obra de Elizabeth de Jesús transmite la nostalgia que generan las caminatas en solitario por un territorio que, en otro momento, estuvo lleno de lo que Pessoa llama “un bullicio que no quiere decir nada”. Sin embargo, si un espacio se construye a partir del efecto producido por las acciones de los sujetos que lo orientan, lo temporalizan y lo circunstancian, la visión de estos espacios urbanos, donde no hay presencia de personas, hace que se cuestione la agencia social que tienen las ciudades si no cuentan con habitantes que las transiten.

En Reconstrucciones lumínicas, la luz artificial —que es parte estructural del proyecto de las ciudades modernas— no sólo construye el espacio percibido, sino que establece los límites hasta los cuales el transeúnte puede acceder. En ese sentido, la iluminación cumple la función de un agente de control que determina nuestra experiencia en el espacio, limitando la posibilidad de apropiación del territorio y la viabilidad de condiciones para la construcción de una vida social.

Sin embargo, en el trabajo de Elizabeth de Jesús pareciera efectuarse la operación contraria, pues, a través de la representación pictórica, se apropia de la iluminación de los espacios urbanos y los transforma en veladuras, traslapos y planos de color con los que construye su propio relato del espacio. Con esto, la artista abstrae no sólo la estructura de las construcciones citadinas, sino también la fantasmagoría de la ciudad constituida por estructuras económicas que determinan la vida del territorio. De esta manera, Elizabeth de Jesús, con sus reconstrucciones lumínicas, revela lo que no se aprecia a simple vista, pero que está presente en los lugares que muestra: grandes edificios con llamativos sistemas de iluminación, largos corredores en renovación y mercados vistos a través de cortinas metálicas son un reflejo del desarrollo económico de las sociedades contemporáneas; un desarrollo que la única libertad que busca incentivar en el individuo es la del consumo en nombre del progreso personal.

 

Relato de nación

La pieza Wanderism is a State of Mind es una instalación presentada como manifiesto del Wanderism, término acuñado por la artista siria Nisrine Boukhari para abordar los efectos que tiene una mente errante después de un hecho traumático. Este concepto tiene una estrecha relación con la psicogeografía, definida por la Internacional Situacionista como el “estudio de los efectos precisos del medio geográfico, ordenado conscientemente o no, al actuar directamente sobre el comportamiento afectivo de los individuos”.8 Siguiendo esta premisa, Boukhari construye su obra con diversos elementos que conforman fragmentos de sus declaraciones sobre el vagabundeo.

Un video titulado The Map is not the Territory, proyectado a través de dos canales, muestra, en un extremo, una mano que se va poblando de trazos lineales sobre sus venas y, en contraposición, el mismo instrumento que trazó anteriormente borra las líneas de la mano en reflejo. Mientras esto sucede aparecen frases aisladas que buscan problematizar la concepción del viaje, el espacio y la cartografía. Al centro se sitúa un escritorio con objetos que forman parte del proceso de investigación de la obra, aún en curso, los cuales invitan al espectador a explorarlos con el fin de involucrarlo con mayor profundidad en el trabajo presentado. Sobre una de las paredes se encuentra un péndulo doble que ilustra el movimiento caótico que genera la duplicidad de vías. A diferencia del péndulo simple, que tiene un movimiento constante y predecible, éste puede adquirir una multiplicidad de movimientos inadvertidos y cambiantes en cada ocasión que se le acciona. Por último, alrededor del escritorio se encuentran dispuestos cientos de papeles con frases escritas a mano que, en conjunto, constituyen el manifiesto del Wanderism. La pieza invita al espectador a seleccionar libremente una serie de frases y ordenarlas para darles sentido propio.



Wanderism is a State of Mind mostrada en el Bildmuseet de Suecia en 2015.

La obra de Nisrine Boukhari propone una noción del territorio definida por las afecciones emocionales y mentales que un individuo padece tras experimentar una afectación psicológica que determina su relación con el espacio. De esta manera, la teoría del Wanderism afirma que una mente errante conduce a nuevos territorios físicos e intelectuales. En el caso de la artista, la ha llevado a afirmar que su mente es su propia nación. Al respecto, es importante mencionar que el Wanderism, a pesar de estar constituido con una fuerte carga de subjetividad e introspección, mantiene una constante tensión entre agentes internos y externos a cada individuo, los cuales generan desplazamientos tanto físicos como intelectuales. Estos desplazamientos han generado en la artista una desterritorialización9 de su nación, pues el sentido de pertenencia a una comunidad que comparte un territorio concreto y dinámicas organizativas específicas, que es como se define el territorio, se ve desarticulado al negar cualquier tipo de identificación en este sentido.

Sin embargo, si bien el interés de Boukhari por autodefinir su mente como una nación encierra su preocupación por dar vital importancia a los afectos que cada persona experimenta en su fenomenología del mundo, también es un hecho que las condiciones de su país natal, Siria, han sido un detonante para la formulación del Wandersim. Por lo tanto, la mente errante que presenta la artista es el resultado de sus propias afecciones emocionales y de los procesos sociales que le han demandado reestructurar su concepto de territorio. Para abordar este punto, nos coloca ante la imagen de una mente sin rumbo que se caracteriza por dos factores: el movimiento caótico que se genera cuando se presenta más de una posibilidad de acción y el enfrentamiento a la toma de decisiones como vía para la autodefinición. De esta manera, el trauma que está contenido en la representación de una mente errante, transformado en un archivo a manera de manifiesto, encuentra una vía para trascender los límites que lo constriñen por medio de su iterabilidad.

 

Relato de género

The Strange Half-Absence of Wandering at Night es una audioguía creada por Johanna Steindorf, en la cual el espectador es introducido al relato de una mujer sobre su tránsito por la calle. A su vez, este relato contiene la historia de otras mujeres que han ejercido su derecho a recorrer el espacio público, desafiando las restricciones sociales de su época. Esta obra hace referencia a aquellas flâneuses del siglo xix que eran consideradas un elemento más de contemplación para los varones y cuya presencia cobraba sentido sólo a través de la percepción del hombre, quien era el que construía la narrativa de la experiencia urbana.

La presencia de las mujeres en las calles europeas del siglo XIX formaba parte de la política sexual del espectador y, como tal, se le consideraba un signo de lo efímero y de lo contingente, características propias de la modernidad.10 En su trabajo, Johanna Steindorf aborda esta marginalidad de la mujer por medio del empleo de las prácticas espaciales, reflejando, a su vez, el grado de vulnerabilidad que en nuestros días implica transitar sola el espacio público.

Esta artista, de nacionalidad alemana-brasileña e identidad multicultural, nació en Ecuador y ha vivido en distintos países de Europa, Asia y América Latina. La diversidad cultural y el desplazamiento constante que ha experimentado a lo largo de su vida han hecho que su trabajo se enfoque en temas como la migración, el nomadismo y el género. Por ello, siendo testigo del rol de la mujer alrededor del mundo, se ha aproximado a las problemáticas de género en distintas sociedades.

En The Strange Half-Absence of Wandering at Night, los espectadores-transeúntes escuchan, durante casi una hora, en medio de sonidos y música de ambientación, los pensamientos de un personaje femenino que encarna el espíritu de las mujeres. En esta obra, la fuerza de la experiencia de colocar el cuerpo en el lugar donde se genera la problemática depende de la memoria mental y corporal de cada persona. De esta manera, Steindorf se aproxima a la fuerza del acto performativo a través de la caminata, en la cual las mujeres que realizan la acción, cargadas de las experiencias y memoria que constituyen su conocimiento incorporado, transitan en una dialéctica entre el pasado y el presente, accediendo con ello a la conciencia de la construcción normativa de su género.

Participantes en Triptower, Berlín.

Participante en Rosental, Leipzig.

Así, The Strange Half-Absence of Wandering at Night visibiliza la concepción normativa del cuerpo femenino bajo la enunciación de las condiciones opresoras que lo han constituido y, a través de su relato, hace de una caminata en espacios públicos al anochecer una vía para la restitución de ese cuerpo y para romper con el pasado, a pesar del riesgo y el desafío que conlleva la apropiación de los espacios que, hasta la fecha, se le ha negado a la mujer transitar libremente.

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En los trabajos de estas artistas, coetáneas, pero de distintos contextos, se puede apreciar el interés por hacer de la relación entre el cuerpo y el espacio un vehículo que establezca una posibilidad de autonomía. La importancia crítica de estas obras reside en hacer visible la ausencia de libertad e igualdad en ciertas dinámicas de la determinación del sistema territorial.

Así, Elizabeth de Jesús, Nisrine Boukhari y Johanna Steindorf, al construir sus relatos del territorio, generan las imágenes de las normas que consideran necesario reconfigurar. Estas imágenes traen a cuestas el pasado en que fueron concebidas dichas normas; un pasado que, en el presente, se manifiesta como el trauma con el que se deberá romper, pues, tal como afirma Diana Taylor, el trauma mantiene el pasado vivo e imposibilita un futuro.11 De esta manera, ante las obras de estas artistas podemos tomar impulso para activar vías hacia la colectividad y para desprendernos, como afirma Hito Steyerl, del trauma que constituye al sujeto independiente, pues “si hemos de reconocer que la subjetividad ya no es un lugar privilegiado para la emancipación, entonces debemos afrontar este cambio con el fin de asumirlo”.12

Quizá sea tiempo de caminar para reescribir nuestros relatos.

 


1 Para abordar las prácticas espaciales se requiere, además de comprender las cualidades y condiciones del espacio, aproximarse a la concepción de la ciudad, pues en ésta ocurre la mayoría de dichos procedimientos. Michel de Certeau reconoce en el concepto y la ciudad una simbiosis antecedida por el hecho urbano, la cual se constituye al planificar una ciudad pensando en la pluralidad de lo real y haciendo efectivo dicho pensamiento plural. Certeau afirma que la ciudad-concepto es, al mismo tiempo, maquinaria (un espacio transitable donde se dan transformaciones y apropiaciones) y el héroe de la modernidad (una organización funcionalista que privilegia el progreso) (Michel de Certeau, La invención de lo cotidiano. 1. Artes de hacer. Ciudad de México, Universidad Iberoamericana, 2000, p. 107).

2 Walter Benjamin, Libro de los pasajes. Madrid, Akal, 2005, p. 72.

3 Ibid., p. 77.

4 Daniel Bell, Las contradicciones culturales del capitalismo. Madrid, Alianza, 1994, p. 48.

5 Vid. Edward W. Soja, “Tercer espacio: Extendiendo el alcance de la imaginación geográfica”, en La perspectiva posmoderna de un geógrafo radical. Ed. de Nuria Benach y Abel Albert. Barcelona, Icaria, 2010, pp. 181-187.

6 En 1955, John L. Austin publicó su libro Cómo hacer cosas con palabras, en el que asevera que al enunciar verbalmente oraciones se crean acciones y reacciones que rebasan las palabras. A esos enunciados los llamó enunciados performativos, y se generan siempre en el presente, aun cuando lo que suscitan puede trascender el tiempo presente. Por su parte, Jacques Derrida escribió en el año 1971 el texto titulado Firma, acontecimiento, contexto, en el que retomó el texto de Austin y le dio un giro con el que cambió el peso del enunciado por el de la marca, es decir, el del habla por el de la escritura. Derrida asegura que la repetición de las marcas hechas en el presente son las que generan el acto performativo.

7 Georges Didi-Huberman et al., Cuando las imágenes tocan lo real. Madrid, Círculo de Bellas Artes, 2003, pp. 22 y 23.

8 Internacional Situacionista, Internacional Situacionista. Textos íntegros en castellano de la revista Internationale Situationniste (1958-1968), vol. 1. Madrid, Literatura Gris, 1999, p. 17.

9 Término acuñado por Gilles Deleuze y Félix Guattari para referirse al desmontaje de las estructuras normativas que conforman a un individuo, como pueden ser las dinámicas familiares, los estatutos políticos o las relaciones comerciales, por nombrar algunos ejemplos.

10 Vid. Deborah Epstein Nord, Walking the Victorian Streets. Women, Representation and the City. Ithaca, Cornell University, 1995, p. 5.

11 Vid. Diana Taylor, “Trauma, memoria y performance: un recorrido por Villa Grimaldi con Pedro Matta”, en E-misférica. Nueva York: Hemispheric Institute of Performance and Politics, 2010, vol. 7, núm. 2. Disponible en: <https://hemisphericinstitute.org/en/emisferica-72/7-2-essays/e72-essay-trauma-memoria-y-performance-un-recorrido-por-villa-grimaldi-con-pedro-matta.html> Consultado el 9 de septiembre de 2020.

12 Hito Steyerl, “Una cosa como tú y como yo”, en Los condenados de la pantalla. Buenos Aires, Caja Negra, 2012, p. 55.