Para Rocío Romero y Regina Ceballos

 

Capítulo 1.- monólogo profético previo al instante en que me miraste

Los muros lloran tanto,

porque quisieran más sentidos

tanto que estoy seguro que un día

                estarán en huelga,

y dejarán de separarnos/obviarnos/depositarnos en el buzón de quejas y sugerencias

Un día los muros dirán ¡ya no más!

que no nos protegerán, ni resguardarán, o vestirán

y ya nadie escuchará a Chet Baker en privado

ni veremos obras de teatro para un solo público

quizás solamente se presenten una vez

El arte nacerá por generación espontánea

y los cuartos serán monumentos agigantados a las memorias.

Las estructuras de concreto serán como naufragios,

pájaros destazados en la serie políglota de momentos muertos

Quizás,

               las mentes dejen de existir cuando aprendamos a mirarnos

 

Capítulo 2 autoestudio

Empieza el capítulo tres de mi vida y me pregunto, ¿cómo le hace la gente para tener sexo en una ciudad donde el ruido del tráfico es insoportable, y donde los días son siglos glaciares y violentos?

ha de ser quizás como beber vodka barato sin pajilla, sin jugo de arándano, sin escepticismo del diseño inteligente, como andar en bicicleta mirando por dónde vas, como llorar sin sentir el más profuso dolor adentro

como sacarte una muela a los dieciocho o diecinueve

 

Capítulo 3, cambiar el sentido del poema

¿por qué poesía? porque cuando la trato de hacer, me sumerjo en las notas de las mentiras alegres de la feble alegría que nos cursa y recorre como impulsos eléctricos; porque mira el correr de la sombra de los edificios a las 11:06 de la mañana

—la hora en la que las sombras rompen la barrera del sonido—

me encuentras como si fueras las campanadas del reloj en una plaza vacía por la mañana ¿por qué poesía? para entrever los instantes infinitesimales del pensamiento

para cuando no soportes un viaje a la velocidad de la luz,

es para cuando no aguantes los doscientos noventa y nueve mil setecientos noventa y dos metros por segundo, o las constantes de Avogadro clavadas en tu materia gris

¿por qué poesía?

porque sí porque define el sentido.

 

Capítulo 4, progresión de momentos angulares

11:06 de la mañana es la hora cuando se mueren las sombras de los edificios, la hora en la que perdí la nostalgia por mis planes muertos

A las 11:03 salió de un edificio de oficinas un áspid color púrpura a marcar la progresión angular entre tus pupilas y las mías, a calentar su sangre con el sol. Sigilosa susurra siseos (en la lengua del porvenir del autoestudio): si estamos sintonizados con este sistema ocular, sí destazamos los símbolos del sonido.

cuando me lees no me dejas escuchar a Chet Baker en privado y tus manecillas tocan mi tiempo en la plaza

No tengo la edad de Cristo, ni fui Lizst, o Light Yagami o un maestro Pokémon,

y en cierta forma siempre estaré un poco triste por eso (no haber nacido), a pesar de tu mediodía en mi cara

 

Capítulo 5, el arroyo o << ciertas horas del día regalan respuestas de los colibríes >> Cuando dejé de ser niño dibujé (llorando) un mapa que se lee algo así

parte de poema José Marín Juárez Vargas

 

pero tu mirada me libera del ahogamiento de preguntarme si la Lluvia es escurrimiento constante o si el constante escurrimiento es la Lluvia

tus ojos son catapultas, cañones, obuses, resorteras,

los muros se desvanecen y nace un nuevo presente destino

que nace y se desvanece (y me arroja)

nace y se desvanece, (y me arroja)

etcétera

lejos de aquí

parte de poema 2 José Marín Juárez Vargas

 

 

 

 


 

El título es un verso del canto V de Vicente Huidobro.


 

 

Barreto, El turco necio, Linografía, 2014.

Barreto, El turco necio, Linografía, 2014.