La muerte mexicana es el espejo de la vida de los mexicanos.
Ante ambas el mexicano se cierra, las ignora.
Octavio Paz, El laberinto de la soledad
en el silencio
bajo la lluvia
de luz moribunda
s e r é
la queda ausencia de vida
siembra flores de lágrimas
en un estigma del agua,
sujetos dispersos,
indefinidos,
quietos
en el agua herida:
n o s o t r o s
a filo del calendario de cruces
mujeres de cielo negro
y rostro azul
colibrí dormido
entre la yerba muerta:
sangre que brota de la piedra
bocas inertes
en el razopardo
de los días, de las semanas,
meses, y años
para nunca encontrar
el eco de una pisada
–y pretender no gritar–
pasos
perdidos
en el horizonte del bajo Sol
cadencia de seres perforados:
mirar(se) a través de ellos
para emerger dilatados y vulnerables
un dedo en la llaga de la angustia
quedar prensado en el hocico de la locura
pauta de la imperfección
aquí parece rondar el perfil de la muerte
en el dorso de mi mano
un coro de niños sin rostro