EL MINERO
Le tocó el muro ciego.
Conocer el mundo por lo duro,
la terca mole que es también la Tierra,

los barrenos vencidos por materia impenetrable.
Tomó las medidas extremas
de dinamita y vida corta.
No será de él la transparencia,
el suave césped alfombrado,
nada suyo el algodón.

Sólo llegará a la rosa de obsidiana,
a los tigres por sus oros,
sólo será suya el agua subterránea,
                             la suavidad por lo escabroso.

 

 

Ricardo Cavolo

Ricardo Cavolo

EL LAVAPLATOS
Es el último
en la cadena alimenticia.
Se come a veces
las mitades de pastel
dejadas por muchachas
arrepentidas del azúcar.

De los arrepentidos es el pan del lavaplatos.

No le preocupa
si han dejado sobras
porque están rancias,
ni que se contagie
alguna enfermedad
por comer segundas.

Su tristeza es otra,
acariciar a su mujer
con las yemas de los dedos
arrugadas por el agua,
sentir las cosas
con el tacto de un viejo.

Solamente una vez a la semana
las mujeres que él toca
las siente a su tiempo.

                   De un día por semana es la juventud del lavaplatos.

 

 

Ricardo Cavolo

Ricardo Cavolo

LOS QUE SE RENTAN PARA PROBAR MEDICAMENTOS
Ignora si enfermó
por los efectos secundarios
o esa enfermedad
es del todo suya;
si fraguó su cuerpo
su propia purulencia
o fue una dosis de ponzoña.
Perdió el derecho a saber
si se pudre por sí solo.
La tremenda libertad
de joderse a propia cuenta,
de chingarse uno la vida,
se ha vuelto ahora
un defecto secundario.

 

 

Ricardo Cavolo

Ricardo Cavolo

EL GLOBERO
Quienes crecen
en la casa del globero
huelen siempre a gas butano,
hacen volar un lapicero,
se les prohíbe
jugar cerca de los tanques
y tienen los pulmones sanos
de tanto andar inflando.
No hay un cuarto para globos,
están regados por la casa.
El hilo que les cuelga
se atora en los aretes,
se enreda en las manijas,
encochina los guisados.
Los globos
no caben en un auto,
el globero
se los lleva caminando.
También, como nosotros,
ha soñado que los globos
lo llevan volando.