Cosa curiosa
me parece la vida del maguey,
criatura hosca de nobleza innata,
coraza dura pero entraña blanda.

De verdad me cuesta entender,
errata de tu paisaje,
la acérrima vocación que ejerces
como matrona de vida,
pues de principio a fin
eres fuente de auxilio para toda existencia.

Cosa curiosa
me parece, igualmente,
que no siendo suficientes
las dádivas entregadas a tu ambiente,
eres también víctima del uso y abuso del hombre.

Presa de sus mentiras y egoísmos,
has fungido como el maná de dioses,
al igual que el elíxir de los vencidos
por el licor despedido de tu corazón ya herido.

En tu víspera final y ya próxima la muerte,
se levanta de ti el colosal quiote,
que en un intento valeroso de desafiar al cielo,
te corona con una centena de leonadas flores.
Con la ayuda del viento, tus cabellos florales ondean,
tu semilla en el campo se dispersa
y cual luna sucede el renacer.

Cosa curiosa
me parece la vida del maguey,
¿qué otra cosa podría ser
sino un elogio propio de la mujer?