Qué saben del encierro los naranjos,
si en un claustro de soles,
la soledad y el mediodía
tienen piel de azahar
y corazón de miel.

Qué saben de amores los naranjos,
si entre ventarrones y capullos
ya esperan preñados
sus dorados vientres.

Qué saben del vientre los naranjos,
si entre el suelo maldito y el sudor
llevan el pan en las entrañas,
una fuente y un panal.