Opción 100, febrero 2000.


 

Opción era, y probablemente lo seguirá siendo, un reflejo de un sector relativamente pequeño del ITAM: el de aquellos alumnos interesados en participar en lo que empezó como periódico y, al cabo de algunos años, a mediados de 1985, se transformó en revista. Lo relevante es que, pequeña o grande, representativa o no, es una parte de la comunidad ITAM que busca expresarse de cierta manera y que encuentra en la revista una opción para hacerlo.

Entre los 100 números que cumple Opción sin duda hay en realidad muchos Opciones, con distintos objetivos y enfoques. Muchas veces, un cambio de consejo editorial o de director era suficiente para traer un cambio radical en su orientación y hasta en sus contenido. A mediados del decenio pasado, en un lapso muy corto de tiempo, fue muchas cosas.

En más de un aspecto fue un campo de batalla. Opción era para unos una herramienta para tratar de concientizar (políticamente, por supuesto) a los itamitas, mientras que para otros debía ser tan sólo una forma de comunicación atractiva; un algo que llamase la atención del alumnado, independientemente de si ese “algo” era superficial o profundo en su contenido. Más de una vez el contenido de la revista resultaba un híbrido de ambas posturas.

También fue en ocasiones un lugar de choque para grupos que disputaban el control del entonces Consejo de Alumnos, enfrentamientos que tenían lugar no en sus páginas (como tal vez hubiese sido lo ideal), sino en borrascosas sesiones del Consejo Editorial, que en más de una ocasión terminó con menos miembros que aquellos que tenía cuando se había iniciado la reunión.

Y, por supuesto, para muchos representó el primer espacio disponible de expresión, a fin de presentar una entrevista, una crónica, un artículo de opinión, un cuento, un poema. En ese sentido, las páginas de la revista siempre estaban abiertas para todos, por dos razones igualmente poderosas: una, por supuesto, Opción debía presentar todas las inquietudes de la comunidad itamita; la otra, esas inquietudes eran con harta frecuencia más bien escasas, y muchas veces “llenar” las treinta y dos páginas que tenía entonces la publicación era todo un reto. Esto último se resumía siempre en una palabra: “apatía”. Cómo despertar el interés de la comunidad itamita y reducir esa apatía fue un tema de discusión constante en varios consejos editoriales (y probablemente lo siga siendo).

En ese sentido, un derivado importante de Opción durante esa época fue el llamado “Foropción”. La idea original destacó por su sencillez y atractivo: presentar uno o varios temas a consideración de la comunidad, que podía opinar al respecto escribiendo en grandes cartulinas colocadas estratégicamente en algunas paredes. Las opiniones después se publicaban en el llamado Foropción, y el resultado constituyó en muchas ocasiones un mayor éxito que la propia Opción. Foropción fue idea de Virgilio Andrade, entonces miembro del Consejo Editorial. La diferencia fundamental fue que Virgilio pasó de las palabras a los hechos y desarrolló por sí mismo su propuesta; muchos otros consideraban que con aportar ideas y dejar a alguien más su desarrollo era ya suficiente.

Quizá otro unto culminante de Opción en esa época lo representó el Opción 40 años, una edición conmemorativa de los 40 años del ITAM. Como muchos proyectos, el 40 años fue mucho más allá de los planes originales y terminó por presentar en 128 páginas una historia del ITAM que hasta entonces inédita. El esfuerzo que demandó quedó al menos parcialmente demostrado en el hecho de que salió a la luz hasta 1988, ya cuando el ITAM andaba por 42 años. El trabajo de investigación fue totalmente voluntario, concentrado sobre cada vez menos voluntarios a medida que pasaba el tiempo (19 meses entre la concepción y la publicación) y es de suponerse que por ello las autoridades del ITAM dieron su apoyo total al proyecto, sin criticar jamás el tiempo que tomó.

¿Y la revista Opción y las autoridades? Aun en las épocas en que el financiamiento de la revista dependía directamente del ITAM, nunca hubo la menor pretensión de imponer cierta orientación o ejercer censura. Es de suponerse que tanto Opción como “Foropción” presentaron algunas veces ideas que no eran compartidas, mas nunca hubo siquiera una crítica a posteriori, hecho destacable, pues esta clase de conducta no era muchas veces la norma en otras universidades.

Opción sigue y llega ahora el número 100. Es sin duda muy distinto al que se publicaba hace 10 o 15 años, pero sigue acumulando números y registrando, así sea de manera parcial, la evolución del país y, aún más importante dentro del microcosmos de la universidad, la evolución de la comunidad ITAM.