Opción 185, Diciembre 2014.
I
Lo que se busca en la noche es la muerte,
no más:
la resurrección de la muerte.
Los días son plañideros de gravitaciones,
constelaciones y sol;
y un solsticio es armisticio,
prolongación numinosa.
Pero la instigación de la noche es violencia,
vómito seco, es excavar tumbas,
aire de ecos de prostíbulos
y carne que invade la carne de la corrupción.
Qué sentido tiene el canto de las cigarras
que cantan a cigarras mudas?
Cartografías de lo ausente,
eso son las cigarras,
capiteles con búnkers poéticos,
poetas que vendimian el llanto
y carros que explotan
y gente que desaparece,
poetas que engendran
cosechas polisémicas,
abundancia de bienes,
raptos sexuales o raptos espirituales,
pneuma y sarx violentadas por palabras torpes,
devoradas por palabras torpes.
La noche es un devorador de espíritu y de carnes,
pneumóphagos,
sarkóphagos
y todo termina en la muerte voraz,
en la inanición:
sistemas eléctricos
que son la fecundación in vitro de miles de oráculos,
de profecías ancestrales, vírgenes imprudentes,
piedras en ciernes de la construcción de ciudades
macronómicas,
de brutales pecados,
memorias que no rememoran,
armas que caen del caos
y cielos que van tras las armas que caen del caos,
santos híbridos que son hijos de guerras santas:
la jihad islámica quemando con ántrax
la vitriada catedral de pueblos paganos
–lo sacro es la guerra–.
II
Cuando Dios duerme en Viena
–que no tiene Dios–,
el Dios de Manila
despierta a Manila
–mientras se duerme en Viena otro Dios
que no despierta nada–,
se parte en un pan
y en millones de panes
y en todo el mundo
comemos a Dios,
y Dios nunca muere.
III
Juan de Yepes comía a Dios,
comía con Dios
en noches como esta;
escalaba la escala de Jacob
en una prisión que era interior exterior,
que era omnipresencia,
pero era noche:
era noche sagrada.
Y Juan resucitó.
IV
Cómo así?
Qué coño vio el poeta Juan
que dijo no ver nada
más que la luz del alma?
Esa noche en que habitó Juan,
es la noche en que habito yo?
Y el Cántico espiritual que no tiene
ni vómitos ni campos inhóspitos,
cómo surgió de escombros
como este?
V
Y es probable que existan dos noches
–existen Soares y Ricardo Reis,
existen los Doppelgänger–:
taxonomías que no tienen esencia.
Y así, la noche de Juan de Yepes
es la noche pascual,
y la mía es la noche de las cigarras sordas
y mudas,
la noche de las angustias,
de la esclavitud.
Y entran preguntas, salen preguntas,
y yo soy una noche que es absurda
porque nada detiene:
un clochard
que me mira de lejos
y se droga y se droga
y tiene el cuerpo quemado
desnudo,
gordas prostitutas que me miran de lejos
y se drogan se drogan
y tienen el cuerpo desnudo
quemado,
edificios que son caballos rotos
me miran de lejos
y se queman se queman
y tienen el cuerpo roto
drogado.
Esto es un Cántico Espiritual
que no canta
ni tiene espíritu
pero mira la noche
de caballos rotos
y prostitución
y clochards
y quiere resucitar como Juan,
el gran poeta.