Estoy segura que está aquí, en alguna parte,
entre mis viejos papeles al fondo del cajón:
una tachuela para sujetar el mundo.

Por algo se empieza, aunque sea pequeño.

Reviso en mi libreta,
debe haber alguna pista
para seguir sus huellas.

Qué fácil escribir:
el poema es una danza sagrada.

Difícil es
pincharse los dedos
o perder lo que amas,
como este poema que estuvo perdido
desde la primera línea
y ni siquiera pude despedirme.

 

*

 

No sé a dónde van
las cosas que he olvidado.

Ojalá vuelvan para recordarme
eso que quise decir
y no era tan importante.

O mejor que no regresen,
que vayan a pasear al campo
en la huella invertebrada de lo pequeño.