Aproximación al español de Ariel Miller Salazar

Para mi maestra Yasaman

A lo largo de este poema con motivos aparentemente simples, el autor remite múltiples veces a la literatura clásica iraní: el sol, los jardines, las caravanas, los labios, la sonrisa y la recurrencia de imágenes naturales aluden a la espiritualidad sufí, la cual, por medio de una negación del Yo en favor del Todo, se acercaba, casi peligrosamente, a Dios.

Como otros poemas de Sepehri, éste confiere una sensación de paz mediante la adversidad y paradojas, pues, al fusionar la crudeza con lo absoluto, no se puede sino llegar a un estado meditativo y completamente espiritual.

Traducido de la versión en farsi publicada en Sohrab Sepehri, Hasht Ketāb. Isfahán, Gofteman, 1389/2010, pp. 215-217.

 

و پیامی در راه

روزی
خواهم آمد، و پیامی خواهم آورد.
در رگ‌ها، نور خواهم ریخت.
و صدا خواهم درداد: ای سبدهاتان پر خواب!  سیب آوردم، سیب سرخ خورشید.

خواهم آمد، گل یاسی به گدا خواهم داد.
زن زیبای جذامی را، گوشواری دیگر خواهم بخشید.
کور را خواهم گفت: چه تماشا دارد باغ!
دوره‌گری خواهم شد، کوچه‌ها را خواهم گشت، جار خواهم زد:
آی شبنم، شبنم، شبنم.
رهگذاری خواهد گفت: راستی را، شب تاریکی است، کهکشانی خواهم دادش.
روی پل دخترکی بی‌پاست، دب‌اکبر را بر گردن او خواهم آویخت.
هر چه دشنام، از لب‌ها خواهم برچید.
هر چه دیوار، از جا خواهم برکند.
رهزنان را خواهم گفت: کاروانی آمد بارش لبخند!
ابر را، پاره خواهم کرد.
من گره خواهم زد، چشمان را با خورشید، دل‌ها را با عشق، سایه‌ها را با آب، شاخه‌ها را با باد.
و به ‌هم خواهم پیوست، خواب کودک را با زمزمهزنجره‌ها.
بادبادک‌ها، به هوا خواهم برد.
گلدان‌ها، آب خواهم داد.

خواهم آمد، پیش اسبان، گاوان، علف سبز نوازش خواهم ریخت.
مادیانی تشنه، سطل شبنم را خواهد آورد.
خرِ فرتوتی در راه، من مگس‌هایش را خواهم زد.

خواهم آمد سر هر دیواری، میخکی خواهم کاشت.
پای هر پنجره‌ای، شعری خواهم خواند.
هر کلاغی را، کاجی خواهم داد.
مار را خواهم گفت: چه شکوهی دارد غوک!
آشتی خواهم داد.
آشنا خواهم کرد.
راه خواهم رفت.
نور خواهم خورد.
دوست خواهم داشت.

 

Y un mensaje en el camino

Un día
vendré, y traeré un mensaje.
En las venas, esparciré luz.
Y proclamaré: “¡Oh, ustedes cuyas canastas están llenas de sueño! Traje manzanas, las manzanas rojas del sol”.

Vendré, le daré al pordiosero una flor de lila.
A la hermosa mujer leprosa, le regalaré otro arete.
Al ciego, le diré: “¡Qué vista tiene el jardín!”.
Me volveré un vendedor ambulante, recorreré las calles y anunciaré: “¡Oh, rocío, rocío, rocío!”.
Un viandante dirá: “A decir verdad, es una noche oscura”, le voy a dar la Vía Láctea.
Sobre el puente está parada una muchachita sin piernas, colgaré de su cuello la Osa Mayor.
Todos los insultos, los expulsaré de los labios.
Todos los muros, los desraizaré de donde estén.
A los rateros en las autopistas, les diré: “¡Llegó la caravana, su mercancía es la sonrisa!”.
A las nubes, las haré pedazos.
Yo ataré los ojos al sol; al amor, los corazones; las sombras al agua; las ramas al viento.
Y uniré, con el sueño del infante, el chirriar del grillo.
Los papalotes, los elevaré al cielo.
Las macetas, las regaré.

Vendré, ante caballos, vacas, ante el verde pasto, esparciré caricias.
A la yegua sedienta, le traeré la cubeta de rocío.
Al burro decrépito en el camino, yo le ahuyentaré las moscas de la espalda.

Vendré por encima de todos los muros, sembraré clavo.
Al pie de todas las ventanas, recitaré un poema.
A cada cuervo, le daré un pino.
A la serpiente, le diré: “¡Qué esplendor tiene la rana!”.
Daré paz, reconciliaré.
Haré amistades, familiarizaré.
Recorreré caminos, andaré.
Devoraré la luz, iluminaré.
Haré el amor, amaré.